Historias de mujeres y perfumes. Annick Goutal, materias primas refinadas, excelencia y clase para la histórica casa de moda francesa, y el último perfume lanzado.

Los perfumes de la casa de moda parisina Annick Goutal siempre evocan viajes maravillosos y tierras exóticas. Además, la historia de Annick es apasionante y emocionante: una joven que se rebela contra una carrera ya trazada por sus padres y a los 16 años huye a Inglaterra para comenzar a modelar. El encuentro con el mundo de la perfumería tuvo lugar años más tarde en Grasse, donde entró en contacto con la Maison Robertet y en 1980 decidió abrir su primera boutique de fragancias en París en la rue de Bellechasse. Pero fue en 1996 que Annick se hizo famosa en todo el mundo por sus inimitables fragancias (Grand Amour, Eau du Sud, Petite Chérie, L'Eau du fier).

En 1999, con solo 53 años, Annick muere y el legado de 25 fragancias únicas es recogido por su hija Camille y por la "nariz" Isabelle Doyen, quienes con sus creaciones recrean el universo y los valores de esta gran mujer. La casa de moda, de hecho, no sigue la moda y las tendencias, sino que prefiere la excelencia y la creatividad, seleccionando las materias primas más nobles: cada creación genera magia y refinamiento. La última incorporación es L'Ile au Thé, una fragancia inspirada en la isla volcánica de Jeju en Corea del Sur, un sitio del patrimonio mundial por su ecosistema. Las notas superiores con cáscara de mandarina traen un soplo de frescura, realzado por el té absoluto que recuerda el exuberante verde de las hojas. El sendero inferior es sensual y persistente gracias a la plenitud de osmantos y musgos. Una fragancia elegante que brinda una sensación inmediata de relajación y bienestar.

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