Padres que manipulan a sus hijos

No, no es el título de una película que trata sobre las complicadas relaciones entre padres e hijos, sino una realidad que nos toca de cerca, mucho más de lo que podemos imaginar.

Y no hay malas intenciones evidentes, de las que sintamos la necesidad de alejarnos por nuestro bienestar, sino un fenómeno que actúa en silencio y se hace cada vez más grande hasta alcanzar proporciones descomunales que, inevitablemente, acarrean consecuencias ya no podemos escapar.

Porque esa manipulación afectiva, que surge de padres que controlan a sus hijos incluso en la edad adulta, es más bien movida por inseguridades, egoísmos o deseos personales reprimidos por mamá y papá, que por una necesidad clara y consciente que preocupa, en cambio, los manipuladores en serie. Pero eso no lo hace menos preocupante.

Manipulación emocional

Todos hemos tenido que lidiar con manipuladores. Personas que, a través del chantaje emocional y la culpa, nos han convertido en sus marionetas. Las experiencias nos han enseñado a reconocerlos ya huir de ellos para preservar nuestro bienestar personal. Pero, ¿qué sucede cuando la manipulación ocurre dentro del núcleo familiar?

Este es un fenómeno que solemos no tomar nunca en consideración, sobre todo porque nos mueve la conciencia de que la familia es nuestro refugio seguro, el lugar donde nos cobijamos para escapar del mundo exterior.Sin embargo, existe, y aprender a reconocerlo realmente puede mejorar nuestras vidas y futuras relaciones.

Cuando los padres manipulan a sus hijos

Sucede que, a medida que crecemos, el diálogo con nuestros padres aumenta, se vuelve más maduro. Y a diferencia de la fase de rebelión adolescente, los consejos de mamá y papá se convierten en lo más preciado para nosotros y para nuestro futuro. Y este es precisamente el momento en el que, sin saberlo, los padres pueden manipular a sus hijos, controlando e influyendo en sus elecciones.

Ya no se trata de consejos, sino de juicios sobre nuestras elecciones y acciones, sobre el control obsesivo de todo lo que hacemos. Y ni que decir tiene que esta manipulación, que proviene de personas con las que tenemos un vínculo extraordinario, inevitablemente nos influye, nos confunde y nos cansa.

La manipulación por parte de los padres a menudo ocurre inconscientemente. Sucede que mamá y papá, que fueron humanos antes de ser padres, se dejan influir por la soledad y el miedo a cortar ese cordón umbilical que siempre los ha mantenido atados a sus hijos, aunque ya sean adultos.

Entonces, ante la idea de que un niño se vaya de casa o se vaya a vivir a otra ciudad, se entregan a expresiones que hacen que sus hijos se sientan culpables. Porque la idea de dejarlos solos se convierte en una carga pesada de manejar, mientras que inevitablemente se convierten en víctimas a las que hay que proteger, no sacrificar.

Y esto confunde y hace que uno se sienta inadecuado, tanto como ser humano como también como niño. Hace que la gente se sienta desorientada porque está claro que, sea cual sea la elección que se haga, uno vivirá con la culpa. Los de haber renunciado a la felicidad, por un lado, y de haber defraudado a sus padres, por otro.

Por eso es importante aprender a reconocer la manipulación emocional en la familia. Para cambiar nuestras elecciones, pero también para mejorar las relaciones familiares, antes de que transformen a todos en víctimas de manipulación.

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