Qué pasa si alteramos el ritmo circadiano

Nuestro cuerpo es como una máquina. Lentamente adapta sus ritmos, dictados por la genética y el mundo exterior, para luego tener algunas dificultades cuando estos se modifican. El reloj biológico que regula los tiempos de 24 horas del cuerpo obviamente se ve afectado por muchos factores, en primer lugar la alternancia entre la luz y la oscuridad que regula el sueño y también los ritmos alimentarios.

Pero ahora, una investigación internacional aparecida en Nature Translational Psychiatry y realizada por académicos de la Universidad de California en Irvine indica que la "ruptura" de los ritmos puede influir en la aparición de ansiedad y patologías reales como el síndrome de Tourette.Por otro lado, los expertos italianos de la Sociedad Italiana de Endocrinología (SIE) advierten que mantener el horario de verano durante todo el año podría afectar al cuadro, ya de por sí no precisamente satisfactorio, de los trastornos de peso. En definitiva, presta atención al reloj biológico. Aquí porque.

El estudio americano

La alteración del ritmo circadiano se manifiesta en diferentes cuadros, desde la ansiedad severa hasta la esquizofrenia y el síndrome de Tourette, caracterizado por tics severos. El análisis de los investigadores estadounidenses muestra que existe evidencia de esta relación en la literatura científica, dado que de alguna manera, y obviamente con distinto peso, la interrupción del ritmo circadiano representa una constante para todos estos trastornos e incluso podría entrar en juego. incluso en los trastornos alimentarios y la enfermedad de Parkinson.

Los ritmos circadianos regulan lo que sucede en el cuerpo y están sincronizados con un ciclo de luz/oscuridad de 24 horas.Entonces nos dicen cuándo normalmente necesitamos dormir y cuándo debemos mantener los ojos bien abiertos. Pero eso no es suficiente. El imperceptible tictac que se repite en el organismo también ayuda a controlar la producción y liberación de hormonas, el mantenimiento de la temperatura corporal y la consolidación de los recuerdos. Obviamente, con el tiempo el reloj pierde algunas pulsaciones, por lo que su actividad cambia con la edad. Pero según el estudio existirían condiciones patológicas cuya aparición y gravedad también están influenciadas por el reloj biológico.

Cuidado con el horario de verano extendido

La reciente propuesta de cambiar al horario de verano permanente, es decir, adelantar las manecillas una hora todo el año, que se está abriendo paso en el debate público, podría representar una posible solución a las facturas más altas, pero también tiene efectos adversos efectos sobre la salud. Algunos estudios muestran que las mañanas más oscuras y las tardes más luminosas podrían tener efectos negativos sobre la cantidad de sueño y, en consecuencia, también sobre el riesgo de obesidad, sobrepeso y enfermedades metabólicas como la diabetes, con efectos nocivos también sobre el corazón.

Lo dicen los expertos de la Sociedad Italiana de Endocrinología (SIE). Es cierto que el mantenimiento del horario de "verano" permitiría evitar todas aquellas perturbaciones derivadas de alteraciones del ritmo circadiano por el paso del horario de verano/invierno, que afectan a una gran parte de la población. “El impacto podría ser positivo, especialmente en los niños que disfrutarían de una hora más al aire libre y, por lo tanto, tendrían más movimiento”, comenta Annamaria Colao, presidenta del SIE y profesora titular de Endocrinología en la Universidad Federico II de Nápoles. Pero, ante estos beneficios, el horario de verano permanente puede no estar 'sincrónicamente' con el reloj biológico y, por tanto, resultar perjudicial, aumentando hasta un 20% el riesgo de consecuencias negativas sobre el metabolismo y el sistema cardiovascular”.

Las preocupaciones sobre la transición a la hora estándar permanente han crecido en los últimos meses, cuando en los Estados Unidos la Ley de Protección del Sol ha desatado el debate entre los científicos." Al reevaluar los estudios realizados comparando a las personas que viven en los extremos este y oeste de la misma zona horaria, nos dimos cuenta de que quienes viven cerca de la zona más occidental y, por lo tanto, se encuentran en una situación más similar a la que se tendría con la introducción de horario de verano permanente, en promedio duerme menos – explica Colao. Los datos de la Encuesta estadounidense sobre el uso del tiempo, por ejemplo, informan que en Occidente, las personas duermen unos 20 minutos menos cada noche o duermen 115 horas menos al año; es más probable que no se duerma lo suficiente, menos de 6 horas por noche, y todo esto se traduce, además de una caída del 3% en la productividad, en un 11% más de probabilidad de tener sobrepeso y un 21% más de padecer obesidad y diabetes” .

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