El final de un amor

No hay nada más increíblemente mágico, romántico y reconfortante que un "Para siempre" que estalla en el corazón y se susurra al otro en forma de promesa y advertencia en esos momentos de perfección eterna que son los nuestros y los de nadie más.

Perfecto, así se ve el amor por dentro y por fuera cuando se mira desde los ojos de quien lo experimenta. Cuando el único deseo que acompaña a dormirse y despertarse es el de permanecer junto al otro para siempre.

Pero la perfección, ya sabes, no es algo que pertenezca a este mundo ya nosotros, que precisamente preservamos nuestra humanidad en las imperfecciones que nos caracterizan y que inevitablemente afectan también a las historias de amor.Esas que desearíamos que duraran para siempre y que en cambio ya han impreso claramente un final que realmente no queremos ver.

Pero como todas las cosas, el amor también tiene un principio y un final. Un antes extraordinario que muchas veces revela lo mejor de nosotros, ese que mostramos generosamente al otro, y un después que representa el epílogo al que nunca quisimos enfrentar, que nos obliga a aceptar lo que probablemente sea lo más importante. nuestra vida.

Porque no hay parte de esa parábola que pueda explicar cómo llegamos a ese punto en que ese “Nosotros”, construido con compromiso y solemnidad, vuelve a separarse y convertirse en soledad. Porque es en lo que entonces nos enfocamos, en esa infranqueable sensación de vacío que deja esa unión ahora dividida. Sobre la incapacidad de volver a la vida y hacerlo solo.

Esta es una historia que resuena dentro de cada uno de nosotros y que parece tocar con fuerza todas esas fibras del corazón que hemos dejado de tocar para no sufrir.Porque afrontar los cambios nunca es fácil y más aún cuando atañen al corazón. Porque cada vez que las cosas no salen como deberían, sentimos que hemos fallado. Sentimos que hemos perdido algo demasiado importante para nosotros y toda nuestra existencia, algo que nunca volverá.

Sin embargo, el final de un amor nunca es realmente un final, o al menos no como lo entendemos. Porque por más difícil que sea aceptar que todo ha cambiado, que esos defectos del otro se han convertido en algo insoportable, que las promesas no se han cumplido y esa llama que quemaba se ha apagado, ese vínculo permanecerá. Lo hará aun cuando se vacíe de todo su significado, aun cuando aprendamos a dejarlo ir para dejar lugar en el corazón a todo lo que venga después.

Porque el final de un amor nunca es realmente el final. No es porque lo que fue siempre permanecerá dentro de nosotros, incluso cuando los recuerdos parecen desvanecerse.Lo hará con las enseñanzas, con esas experiencias que para bien o para mal han llenado los vacíos, han hurgado en las dudas, nos han hecho soñar y nos han obligado a crecer y cambiar. No es que el mero hecho de existir el amor, con todas esas palabras, gestos y promesas, lo hiciera eterno. Y este es su "Forever" , aunque no tenga la forma que esperábamos.

Y no es porque todo final tiene su principio, y es precisamente ahí donde renace el amor. Una y otra vez.

Categoría: