Vera Cooper Rubín

Pocas cosas en el mundo pueden fascinar y encantar como un cielo estrellado. El que inspiró a poetas, músicos y novelistas, siempre el que se convirtió en objeto de poetas e ilustradores. Todos los demás, sin embargo, lo observaron. Algunos han ido más allá y han llegado hasta él e investigado para intentar comprender ese gran misterio que le pertenece.

Ese cielo es el mismo que también admiraba Vera Cooper Rubin cuando era apenas una niña, cuando se hacían realidad esos grandes y extraordinarios sueños que la acompañarían toda su vida, cuando aún no lo hacía sé que se convertiría en su maravillosa obsesión.

Ella, la pionera del estudio de la rotación de las galaxias, también la que desarrolló el concepto de materia oscura. De nuevo ella que luchó para que su trabajo y sus descubrimientos fueran reconocidos en un sector formado únicamente por hombres. He aquí quién fue la gran astrónoma americana, he aquí el gran legado de Vera Cooper Rubin.

Vera Cooper Rubin

Vera Cooper, casada con Rubin, nació en Filadelfia el 23 de julio de 1928 en el seno de una familia de inmigrantes judíos. Desde niña ha sido una apasionada de la astronomía, aunque no conoce bien ese campo científico, la vista de las estrellas le basta para soñar.

Su padre, que es ingeniero eléctrico, alienta de inmediato la pasión de su pequeña, ayudándola a construir su primer telescopio casero y acompañándola a ver las estrellas.

Es después de graduarse de la universidad que Vera expresa su deseo de ingresar a la universidad para perseguir su sueño, el de estudiar el cielo, y también en este caso encuentra la aprobación total de sus padres.

Lamentablemente, sin embargo, la suya es una era aún llena de prejuicios y fuerte discriminación de género. A Vera Cooper le gustaría matricularse en la Universidad de Princeton, pero no puede porque aquí no se permiten mujeres. Esto probablemente hubiera empujado a cualquiera a cambiar de rumbo, a bajar las expectativas, a doblegarse a las reglas de la sociedad. Pero Vera nunca lo hizo, ni siquiera por un instante.

Inscrita en la Universidad de Cornell, donde se graduó en 1951, conoció a Robert Rubin, estudiante de química y su futuro esposo. En poco tiempo, ya lo largo de su vida, el hombre se convierte en uno de los mayores defensores de la obra de su mujer.

Madre, mujer, científica

Después de graduarse, Vera comenzó a estudiar galaxias, agrupaciones y sus movimientos sin parar. Obtuvo un doctorado de la Universidad de Georgetown y se encontró trabajando junto al físico, cosmólogo y comunicador científico ruso George Gamow.

Sus publicaciones representan los primeros estudios reales sobre la rotación de las galaxias. Sin embargo, antes de ser reconocido, su trabajo fue ignorado por toda la comunidad científica durante mucho tiempo porque estaba firmado por una mujer.

Los estudios relacionados con la curva de rotación galáctica y las diversas anomalías encontradas en el movimiento de la galaxia, la llevaron a desarrollar el concepto de materia oscura, confirmado y luego estudiado en las décadas siguientes por la ciencia.

Por su trabajo de toda la vida, Vera Cooper Rubin ha recibido varios premios, incluida la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society y la Medalla Nacional de Ciencias en 1993 por su trabajo sobre el tema oscuro.

Fue la primera mujer en recibir autorización para trabajar en el Observatorio Monte Palomar en 1965 y la segunda mujer en convertirse en miembro de la Academia Nacional de Ciencias. Además de esto, Vera era madre de cuatro hijos, además de una mujer comprometida con la lucha contra la discriminación de género en el ámbito científico.

Murió el 25 de diciembre de 2016 pero aún hoy, como ayer, es una de las mayores fuentes de inspiración para los astrónomos del mañana.

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