A menudo, cuando la sensación de vacío es tan grande, nos escondemos detrás de los excesos, con la ilusión de llenar ese silencio interno ensordecedor.

Hay momentos en la vida en que nada sale como se esperaba, el dolor de la separación o la pérdida de alguien, un fracaso profesional o personal, puede poner a prueba el corazón de una mujer. Si no podemos hacer frente al dolor, esto se convierte en un bloqueo emocional que nos impide ver la realidad tal como es. A veces sucede que el vacío dejado por la ausencia de estos sentimientos se vuelve tan grande que comienza a llenarlo con una serie de actitudes excesivas y perjudiciales para la salud y la mente.

Cuando creemos que hemos perdido todo, los excesos parecen ser la única forma de sentir algo nuevamente. Pero la realidad es que ceder ante esta ilusión no hace más que aumentar los vacíos y crear dependencias que pueden volverse peligrosas para el cuerpo y la mente.

Lidiar con el problema y derribar el muro del dolor es la única solución para encontrar el equilibrio y la paz interior. Puede parecer difícil, pero identificar las necesidades reales para comprender y llenar esos vacíos es el único camino que nos hará sonreír nuevamente. Se necesita valor, y cada mujer, dentro de sí misma, tiene mucho que vender.

Conocer a uno mismo, tomarse el tiempo para hacerlo, es la mejor manera de evitar caer en la trampa del exceso y continuar fluyendo, como el agua, para lograr la serenidad interior.

Cuando la anhedonia nos invade, en cuerpo y alma, debemos encontrar el coraje para reconocer el problema y enfrentarlo a través de una profunda reflexión emocional.

El rechazo de la situación es otra gran causa de abandono de los accesos: es necesario aceptar las dificultades y superarlas, contenerlas momentáneamente, no es suficiente. De hecho, esto nos distanciaría cada vez más de la vida que queremos.

Una mujer fuerte y completa es capaz de confesar sus defectos y reconocer sus errores, solo así volverás a poseer el mayor tesoro del mundo: tú mismo.

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