En los últimos años se ha hablado mucho sobre la homosexualidad y la adopción . Cada vez más parejas homosexuales tienen el deseo y deciden tener un hijo. En Italia, los niños criados por padres homosexuales son más de cien mil, en Francia el doble y en Estados Unidos entre 6 y 10 millones, muchos de ellos concebidos en relaciones anteriores y matrimonios heterosexuales o, como en las nuevas generaciones, adoptados o como resultado de un fertilización asistida.
Según una investigación que duró 25 años, no habría ningún aspecto negativo del desarrollo físico y mental del niño . De hecho, los expertos coincidieron en que no hay ningún problema en crecer en una familia homogénea.
El estudio realizado por el Instituto Williams de la Universidad de California (Ucla) y publicado por el New England Journal of Medicine, podría confirmar que no hay diferencia en el desarrollo y crecimiento de los hijos de parejas homosexuales en comparación con los criados por heterosexuales.
Para llevar a cabo la investigación, que duró 25 años, se siguieron 84 parejas, formadas por dos mujeres que, desde 1986, habían tenido un hijo gracias a la fertilización asistida. El estudio se realizó en niños de edades comprendidas entre 0 y 17 años, con el objetivo de medir su bienestar físico y mental, pero también el bienestar social.
Los resultados obtenidos mostraron que no hay riesgo de que los niños crezcan en un hogar del mismo sexo. Por lo tanto, no hay ninguna razón o justificación para limitar la custodia, colocar a los niños o acceder a tecnologías reproductivas, en función de la orientación sexual de los presuntos padres.
Además, investigaciones previas habían confirmado la normalidad del desarrollo cerebral de los niños de mujeres homosexuales, durante la fase preadolescente y la adolescencia.
Incluso la falta de la figura paterna no tiene influencia negativa en el desarrollo del niño que, sin embargo, muestra que tiene una gran capacidad para las habilidades sociales, académicas y de inserción dentro de un grupo.
A nadie se le debe negar la posibilidad y la alegría de convertirse en padre, independientemente de su orientación sexual. Cada uno de nosotros puede ser un padre o madre maravilloso, capaz de dar amor incondicional y enseñar los valores de la vida.