Cada vez más mujeres deciden tener un hijo a los 40 años y se convierten en madres después de la fatídica "puerta" . ¿Qué cambios y cuáles son los posibles riesgos?

Esta es una pregunta que muchas mujeres se hacen cuando eligen posponer la maternidad a una edad más avanzada. Para algunos, la elección está dictada por el deseo de encontrar estabilidad económica y emocional, otros simplemente no se sienten preparados y prefieren tener un hijo cuando realmente lo sienten.

En cualquier caso, un embarazo después de los 40 años es muy diferente en algunos aspectos, tanto psicológicos como médicos, de todos los demás. El primer problema a enfrentar es, sin duda, la disminución de la fertilidad: quedar embarazada a los 40 años es más difícil que 20 . Después de cierta edad, de hecho, el útero, los ovarios y el endometrio parecen ser mucho menos receptivos y cada ovulación tiene un 12% de posibilidades de quedar embarazada (en comparación con el 28% en 23 años).

Una vez que el embarazo ha comenzado , surgen algunos problemas. En primer lugar, una mayor probabilidad de sufrir hipertensión y gestosis, pero también de tener disfunción tiroidea, diabetes y problemas de coagulación sanguínea. Los estudios científicos han demostrado que los riesgos para el feto aumentan después de los 40 años. En particular, el de tener anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down. El riesgo de parto prematuro, mortalidad perinatal y retraso del crecimiento intrauterino también aumenta con la edad.

El enfoque de la madre hacia el recién nacido también cambia. Una mujer de unos 40 años tiene mucha menos energía que la que tiene en 20 y fuerza para cuidar a su bebé . A pesar de esto, una gestación más allá de la hoja también tiene muchas ventajas, relacionadas con la edad y una fuerte madurez emocional.

Una mujer de unos 40 años puede ofrecerle más fuerza a su bebé. Tiene un estilo de vida consolidado, una fuerte relación de amor y es capaz de enfrentar cada dificultad con la serenidad y determinación correctas. Un hijo de 40 años es indudablemente muy deseado y esto afectará positivamente la gestación, que será mucho más tranquila y menos marcada por las frustraciones y ansiedades.

Algunos estudios científicos han demostrado que una mujer que queda embarazada después de los 35 años se exporta menos a los trastornos mentales, como la depresión y la ansiedad. Además, tener un hijo a esta edad puede representar un punto de inflexión, dando una nueva energía y una nueva perspectiva de la vida.

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