Según numerosas investigaciones, existe un vínculo entre la colitis y la deficiencia de vitamina D.

El síndrome del intestino irritable no es una enfermedad real, sino un mal funcionamiento de nuestros intestinos. Hasta la fecha, las causas de este problema aún no se han aclarado, pero los síntomas son bastante obvios. De hecho, la colitis altera la motilidad intestinal, causando una sensación de hinchazón y flatulencia, dolor de estómago y calambres. Quienes padecen colitis alternan entre diarrea y estreñimiento, sintiendo más o menos intensamente una serie de síntomas. Por lo general, la enfermedad empeora con el tiempo y se vuelve crónica, especialmente si no corre para cubrirse.

La acusación es sobre todo el estilo de vida. Una dieta incorrecta, la ansiedad y el estrés pueden poner en riesgo la salud del colon y los intestinos. Por lo general, los médicos recomiendan llevar un diario en el que registrar lo que se come y los estados de ánimo evaluados, para comprender cuáles son las causas desencadenantes de la colitis . Sin embargo, estudios recientes han resaltado un vínculo cercano entre el síndrome del intestino irritable y la deficiencia de vitamina D.

Los bajos niveles de esta sustancia en el cuerpo ya se han denominado causas de enfermedad inflamatoria intestinal y cáncer colorrectal. Por lo tanto, también podría existir una conexión con el colon irritable. La investigación revela que la deficiencia de vitamina D está presente en la mayoría de los pacientes que padecen esta afección.

¿Cómo tomar vitamina D? Esta sustancia, que es importante para la salud ósea y para la absorción de calcio a nivel intestinal, se absorbe tanto con la exposición al sol como a través de la nutrición. Nuestro requerimiento diario es de 10 mg, que podemos encontrar al consumir algunos alimentos.

Los alimentos que más contienen son salmón, arenque, huevos, pescado azul (especialmente sardinas, caballa y anchoas), champiñones, aceite de pescado, soja, mariscos (almejas, ostras y mejillones), ricota y caviar.

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